martes, 27 de enero de 2009

Años nuevos

Dos celebraciones de Año Nuevo en menos de un mes son demasiadas. Y a la vez, un privilegio que no se suele tener habitualmente. En China estos días casi todo el mundo está de vacaciones, los servicios se reducen a la mínima expresión, las tiendas pequeñas cierran, la escuela es como un desierto y sería sencillísimo rodar un 'slasher'. Suenan petardos a todas horas y "xin nian kuai le" (feliz año nuevo) se ha convertido en una frase habitual.

Los supervivientes de este apocalipsis de año nuevo (es decir, las pocas personas que quedamos en la residencia) intentamos también disfrutar de estos días: viendo películas y series, leyendo capítulos de libros que se quedaron en el tintero, saliendo a cenar juntos o disfrutando de la soledad. Cada uno tiene su manera de pasar estos días de año nuevo y siendo sincero están siendo unos días decentes.

La noche más festiva del año chino, la del domingo al lunes, la del cambio de año, la pasamos celebrando una fiesta en casa de unos compañeros alemanes. Lo curioso es que ellos no estaban, se fueron a Filipinas y le dejaron las llaves del piso a Javier, junto a un permiso tácito de uso moderado de la vivienda. Allí nos reunimos un buen grupo, preparamos cena y vimos juntos como cambiaba el año. Lo pasamos muy bien, comiendo tortilla y tacos, bebiendo vino y zumo de naranja, charlando y viendo los fuegos artificiales que marcaban la entrada del año de la vaca (o del buey, según se traduzca).

Un cambio de año más, uno menos, el primero de los muchos que todavía quedan y el mundo sigue igual, con Obamas, vendavales con finales trágicos, amigos que arreglan sus nuevas viviendas e historias que empiezan y acaban. Cada año que pasa me pregunto los motivos por los que celebramos el cambio de año y a veces no logro entender la ceremonia. Pero luego veo por la tele las calles y avenidas llenas de gente andando y cayendo lentamente por el efecto del alcohol, diciendose a ellos mismos que todavía tienen tiempo para arreglar las cosas y entiendo que es una forma de darse un respiro: "Girls (and boys) just want to have fun" dice la canción y así es, jugando como niños desde el atardecer hasta el amanecer. Quemando los minutos de prórroga, sintiéndose jóvenes por ¿última? vez. Y es entonces cuando este año nuevo cobra sentido para mi, más que ningún otro.

El observador curioso abre su libreta y se dispone a escribir, testimonio infiel de las cosas que pasan, almacén de historias reales y ficticias, mente abierta, corazón cerrado, dedos aferrados a un lápiz. Comienza la función: "Dos celebraciones de Año Nuevo en menos de un mes son demasiadas..."

Próxima parada: Tokyo. Os mantendré informados.
Escuchando: "Grey room" de Damien Rice.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

David, cada vez me gustan más tus aportaciones al blog, especialmente el final de ésta.
¡David queremos un libro tuyo!
Ya tendrás tiempo de plantar pinos y engendrar niños.

David F dijo...

Gracias, Antonio, me lees con ojos demasiado buenos, la verdad.

Voy a intentar escribir más a menudo, para que este blog vuelva a cumplir el propósito para el que fue creado, al menos para los que sigais leyéndolo.

Todo bien?