Los lunes no tengo clase. Es fantástico tener un fin de semana de cuatro días. Para viajar. Para no hacer nada.
Pero tenía un par de casos que preparar por lo que sí que he tenido que hacer algo. He leído, he pensado y he escrito. Nada demasiado complicado. Nada maravilloso pero al menos ya está hecho y mañana podré ir a clase sabiendo que si me preguntan, algo podré decir.
Mañana tengo un día bastante completo con tres clases: Non-market strategy, Entertainment Law y New Media. Afortunadamente las tres son muy entretenidas (incluso la de leyes) y se me pasan las siete horas y media volando. El único problema es que, al igual que los jueves, termino a las 10 de la noche y llego a casa sobre las 11. Afortunadamente el miercoles estoy libre y puedo preparar los assignments.
120 horas antes
Subo en el ascensor con un tipo que me pregunta si soy nuevo en el edificio. Le digo que sí, nos presentamos y hablamos un rato. Vive justo encima mío y es portugués. Me invita a su cumpleaños el próximo sábado. Me imagino que iré. Me resulta curioso.
La gente en el edificio es simpática. Casi todo el mundo con el que coincides te pregunta y así hablas un rato. La gente es curiosa pero educada: preguntan pero hasta un límite y de la misma manera te proporcionan información sobre ellos. Es una manera de entablar relación y parecer vecinos. Por poco tiempo, claro.
Presente
El recuerdo me lleva a pensar en algo que me resultó curioso cuando llegué. Aquí la gente es muy agradable y atenta: en cualquier tienda, en cualquier restaurante, el conductor del autobús, todo el mundo saluda y te pregunta como estás. Y lo apropiado es, evidentemente, contestar y devolver la pregunta. Y a veces eso inicia conversaciones de lo más curiosas. También provoca problemas porque a veces me pillan por sorpresa y entre que me hablan rápido y que los californianos tienen un acento algo endiablado tengo que pedirles que me repitan. Y me lo repiten igual de rápido y con el mismo acento, pero al estar atento puedo pillar lo que me están diciendo. Pero no creais que es fácil.
Estoy escribiendo esto y tengo de fondo 'Trauma', una serie de hospitales de la NBC que no está mal pero que tampoco merece el 100% de la atención. Cuando termine, leeré un rato e igual me pongo a ver a David Letterman. El pasado jueves, a raíz del chantaje que estaba sufriendo, admitió haber mantenido relaciones con algunas de sus empleadas (no sé el número exacto pero hablaba en plural) y ese tema tiene un poco revolucionado a los medios y su entorno. Después de un fin de semana de dimes y diretes tengo curiosidad por lo que va a decir.
La verdad es que echo algo de menos a Belen Esteban.
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1 comentario:
Has vueltoooooooo. No me acordaba del blog!!!!
lo seguiré leyendo
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