Fin de semana de fogones y fiestas

Es lunes, son las cuatro de la tarde, tengo abierto un libro de estadística y unos PowerPoints en el ordenador. Como podeis imaginar, estoy estudiando y es algo que marca el fin de una fantástica época. Marca el fin de casi tres meses de vacaciones: preparando cosas, visitando Nueva York, despidiendome de mis amigos y familia, llegando a Shanghai y disfrutando de lo que esta nueva vida ofrece. Pero esos tres meses de vacaciones llegan a su fin porque el próximo jueves esto da comienzo y el viernes tengo un examen de mates y estadística que hay que pasar para poder ahorrarse unas clases.

Pero ya habrá tiempo de hablar de esto porque ahora os voy a contar el intenso fin de semana que hemos tenido. Comienza el viernes con la fiesta final de curso de inglés que incluyó actuaciones diversas y una comida en un restaurante pseudo-brasileño. Por la tarde, tras la clase de chino con Jane fuimos a casa de Jorge a ver la semifinal de Nadal, pero como empezó más tarde de la cuenta y habiamos quedado con el resto de gente en el Muse, pues no la vimos. A casa de Jorge y al Muse fuimos Rubén, Marc, Antonio (dos nuevos MBA08 españoles) y servidor. En el Muse se celebraba un cumpleaños y que la mayoría de los 07 terminaban sus Internships (Prácticas) y empezaban su Exchange (Intercambio). Para muchos era una celebración y una despedida a la vez. Y la fiesta en el Muse fue realmente divertidad, buena música, variada, mucha animación; el único problema fue que había mucha gente y era difícil moverse, pero cuantos más seamos más reiremos, como se suele decir. A las cuatro de la mañana me fui a dormir pensando en el duro sábado que nos esperaba...

El sábado teníamos que prepararlo todo para la fiesta de inauguración del piso de Jorge que se unía al cumpleaños de Rubén. Quedamos a eso de la 1 de la tarde para hacer las compras y al llegar al Carrefour caía tal tromba de agua que acabamos chorreando. Afortunadamente, tras acabar las compras no encontramos lluvias intempestivas y pudimos volver a casa sin problemas. La tarde transcurrió entre fogones y preparaciones varias con mucho estrés porque pensábamos que no llegábamos. Más tarde llegó el resto de compañeros a echarnos una mano, únicamente los españoles, no ibamos a pedirle al resto de invitados que se arremangasen las mangas de la camisa para ayudar, por supuesto. Afortunadamente cuando llegó la gente estaba casi todo preparado y las mesas gozaban de un inmejorable aspecto con aperitivos, tortilla de patatas, quiches, ensalada de pasta, salmorejo, etc... Además, por supuesto, de la preceptiva sangría. La asistencia fue más que aceptable para una primera fiesta y nos lo pasamos muy bien. Rubén se llevó una sorpresa mayúscula cuando le hicimos entrega del monitor que le habiamos comprado y todo transcurrió en perfecta armonía, aunque supongo que la vecina de al lado de Jorge no pensará eso. Pero nos portamos lo suficientemente bien como para que no llegase la polícia. La única víctima fue la cocina de Jorge que quedó un poco maltrecha pero es de suponer que hoy esté ya todo totalmente limpio y recogido con la ayuda de la ayi. Tras la fiesta y forzando un poco a Rubén conseguimos llevarlo al Muse2 (diferente del Muse) y de nuevo lo pasamos muy bien bailando y riéndonos con algunas situaciones curiosas provocadas por una compañera japonesa que habiamos conocido ese mismo día y que llegó al Muse2 con las pilas excesivamente puestas. De nuevo a las cuatro me fui a dormir.

El domingo empezó temprano porque a las 9 de la mañana la mujer de la limpieza llamaba a mi puerta para adecentar mi habitación. Me vestí y me fui a desayunar al Starbucks y a hacer la compra en el Carrefour. Entre estudiar un poco, una no pretendida siesta y salir a comer y a cenar se me fue prácticamente todo el día. Tras el viernes y el agotador sábado todos estábamos bastante planchados. Pero mereció la pena como atestiguan las fotos que acompañan el texto.

Jorge y su nuevo delantal

Ruben y yo en la cocina

La mesa con los manjares

La Macarena