Retomemos el relato breve de nuestras aventuras japonesas que dejé colgado el pasado jueves. El martes decidimos hacer dos actividades bien diferentes: por la mañana fuimos al mercado Tsukiji para ver las diferentes variedades de pescado que allí tienen. Llegamos un poco tarde y casi todo el género se había acabado ya pero aún así nos dimos una vuelta por el mercado y acabó siendo una vista interesante, especialmente porque comimos un sushi delicioso en uno de los restaurantes del mercado. No fue barato pero os puedo asegurar que mereció la pena. Tras la comida, Jose nos recomendó cruzar andando el Rainbow bridge que cruza la bahía de Tokio y enlaza con la isla artifical de Odaiba. Debo reconocer que aunque no soy muy fan de cruzar puentes la experiencia me pareció muy disfrutable porque las vistas eran bonitas y el paseo fue realmente agradable.
Tras un breve descanso, Jose, Ruben y yo visitamos los jardines del Palacio Imperial (de ahí sale la composición fotográfica de la primera parte de la visita) mientras Ana comía algo (no es muy fan del sushi y no disfrutó como nosotros). Al final de la tarde volvimos a Shinjuku donde nos reunimos con Moisés que nos llevó por Kabukicho (el barrio """peligroso""" de Tokio) hasta un restaurante myy barato en el que cenamos muy bien. Ana se hizo amiga de unas chicas coreanas que no sabían inglés, aunque el buen japonés de Moisés sirvió para mantener la conversación. Estuvimos en el restaurante más de tres horas, realmente necesitábamos el descanso y disfrutamos mucho explicándonos anécdotas y discutiendo diferentes temas. Esa es una de las mejores cosas del viaje, la posibilidad de conocer mejor a tus compañeros, gracias a que nos encontramos fuera de la rutina de la escuela y de nuestras conversaciones rutinarias sobre casos, profesores y compañeros. La escuela es el medio en el que nos hemos conocido pero no tiene porque ser el medio en el que desarrollamos nuestra relación y nuestra amistad, es por ello que más conversaciones fuera de ese entorno y no relacionadas con ese tema permite afianzar el conocimiento mutuo. Pero esto sería tema para otro post, y ya llegará.
El miercoles fue el día en el que la Patrulla-X se separó, es decir, cada uno se fue por su lado. Jose decidió quedarse a descansar, Ana y Antonio descansaron por la mañana y salieron por la tarde. Ruben y yo fuimos a ver el museo que presenta la historia de Tokio desde los tiempos en que se la llamaba Edo. Después de comer volvimos a Shibuya y visitamos la impresionante Tower Records. Más de dos horas me pasé en la octava planta, la de libros y revistas importados. Se me salían los ojos pero ya no soy el que era y no compré nada. Fantástica!!!! Por la noche junto con otro amigo de Jose, Ruben, fuimos a cenar y luego salimos por Roppongi. No voy a contar mucho de esa noche, simplemente daré dos detalles: casi todo el mundo se lo pasó muy bien, menos yo que sufrí una indisposición por comer hígado crudo en la cena. ¿El segundo detalle? Nah, me lo voy a callar. A las seis de la mañana volvimos al hotel con el tiempo justo de un sueño corte y coger las maletas para el aeropueto. Veredicto: Tokio es una de las mejores ciudades del mundo y volveré, no tengo ninguna duda.
A punto de entrar en Kabuki cho
Power Rangers 2.1
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
Más detalles del barrio ''peligroso''. AHHH, cagalera, intuyo... nosotros completely safe en Filipinas.
Bueno, muy peligroso no parecía. Simplemente es el sitio donde se mueven los chicos y chicas de compañía, el juego y cosas similares... Pero también es una zona de ocio muy concurrida.
Y lo que comí no me sentó mal en ese sentido.
Publicar un comentario